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JAVIER CASAL TAVASCI

Blockchain en procesos electorales. Voto electrónico

En vísperas de las elecciones municipales han surgido diversas noticias de fraude electoral a través del voto por correo.

Fuente: La Sexta

Existe una alternativa posible al tradicional voto por correo postal, que es el voto electrónico, gracias al «blockchain», un sistema de registro de datos, público, compartido, transparente e inalterable, del cual les hablé en otro artículo que dejo enlazado aquí.

¿Cómo sería el voto electrónico a través del blockchain?

Para poder votar el elector tendría que registrarse en una plataforma habilitada al efecto, por ejemplo, mediante el D.N.I. electrónico o certificado digital, a través de la cual obtendría una clave privada que le permitiría emitir y validar su voto. Cada voto registrado en la cadena de bloques estaría asociado a una identidad única y cifrada que garantizaría el anonimato del elector y que permitiría verificar la autenticidad de los votos emitidos. Los registros en la cadena de bloques son inmutables, de modo que registrado el voto ya no se podría cambiar, eso se traduce en confianza y seguridad en el sistema electoral. 

Para que el sistema de voto electrónico funcionase sería necesaria una red de servidores. Un software común permitiría registrar todos los bloques en un orden y tiempo determinado. Cada bloque nuevo se uniría al bloque anterior, formando la cadena del blockchain, mediante un algoritmo (número hash). Si alguien intentara alterar o falsear el registro de un bloque ya consolidado, el número hash se vería alterado y el fraude electoral quedaría evidenciado públicamente en la cadena de bloques. Cada servidor de la red dispondría de una copia del blockchain, de forma que sería fácil restaurar la cadena original, que sería verificada por toda la red. 

La primera vez en la historia que se usó el blockchain para unas elecciones fue en el Estado de Virginia Occidental en Estados Unidos, en las elecciones primarias y generales del año 2018. La aplicación fue parcial. Se realizó con 150 militares en el extranjero, a través de la plataforma Voatz, desarrollada por Hyperledger Project. Experiencias piloto se repitieron –con éxito– en Suiza, Japón y Corea del Sur.

Conclusión

Como todo en la vida, la propuesta implica ventajas e inconvenientes.

Entre las ventajas, al automatizar el proceso electoral se reduciría el riesgo de manipulación manual de los votos y se agilizarían los resultados. Se podría votar desde casa o en los colegios electorales que tendrían un punto habilitado al efecto. Además, se reducirían los elevados costes asociados al proceso (el coste total promedio de unas elecciones generales ronda los 100 millones de euros, llegando a duplicarse en procesos como el del 23-J con abundante voto por correo).

Entre los inconvenientes, las personas mayores que no estuviesen familiarizadas con la tecnología se podrían quedar fuera del sistema. Otro riesgo son los ciberataques, aunque éstos se podrían contener con la inversión y la tecnología necesaria.

Nada puede evitar que se comprase un voto antes de ser emitido, pero una vez emitido el fraude sería inexistente. 

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