¿Les suena el término «data brocker» o «corredor de datos»?
Para quien no lo sepa, se trata de empresas o individuos que se dedican a recolectar y comercializar con datos personales de terceros, como capacidad económica, gustos y preferencias, ideología política, creencias religiosas, información sanitaria, ubicación geográfica, etc.
La venta de datos, que resulta tremendamente lucrativa, interesa a diversos sectores:
- Marketing: para segmentar el mercado, personalizar la publicidad o fidelizar clientes.
- Investigación: para elaborar estudios de mercado, análisis de tendencias o encuestas.
- Riesgo: para evaluar la solvencia o riesgo crediticio y prevenir fraudes.
- Salud: para ofrecer servicios médicos, venta de seguros privados…
Los datos personales que recopilan y comercializan los «data brokers» incluyen diversas categorías, por ejemplo:
- Datos identificativos: nombre y apellidos, DNI, sexo, edad, estado civil, residencia, etc.
- Datos de comportamiento: preferencias, gustos, intereses, hábitos, aficiones y opiniones, etc.
- Datos de consumo: ingresos, gastos, compras, devoluciones, etc.
- Datos de salud: historial médico, tratamientos, hábitos de vida, etc.
- Datos de geolocalización: ubicación, distancias, movimientos, etc.
Los «data brokers» pueden suponer una amenaza para nuestra privacidad por diversas razones: por falta de transparencia, pensemos que no sabemos quiénes recopilan y venden nuestros datos personales, qué datos tienen, cómo los obtienen y a quiénes se los venden; por falta de consentimiento, y es que, en multitud de ocasiones, no damos nuestro consentimiento expreso para que recolecten, analicen y vendan nuestros datos, o lo hacemos de forma inconsciente o engañosa al aceptar políticas de privacidad y condiciones de uso que no leemos o no se entienden; por falta de seguridad, y que tampoco sabemos qué medidas de seguridad han implementado para asegurar nuestros datos personales.
La defensa de nuestros derechos frente a los «data brockers» es misión imposible, y es que, en la mayoría de las ocasiones, no podemos hacer uso de derechos legalmente reconocidos, como el derecho a acceder a nuestros datos personales, a rectificar los datos inexactos, a solicitar su supresión cuando dejen de ser necesarios para la finalidad para la que se recabaron, a la limitación del tratamiento, a oponerse al mismo y a transmitirlos a otro responsable del tratamiento en un formato estructurado, de uso común y de lectura mecánica.
Un estudio reciente, titulado Data Brokers and the sale of data on U.S Military Personnel, nos explica cómo se pueden comprar los datos personales del personal militar norteamericano por escasos doce céntimos de dólar.
Conclusión
Recientemente, se ha publicado que datos sensibles de políticos y militares de la Unión Europea acabaron en Rusia y China por la acción de «data brockers». Nadie está a salvo.
Los «data brockers» son agentes del mercado que no van a desaparecer, aunque no nos gusten, y si bien es difícil evitar que comercialicen con datos personales, incluidos los nuestros, para evitarlo, al menos, en la medida de lo posible, cuando naveguen por Internet usen una red privada virtual (VPN) y si transmiten datos personales, antes de transmitirlos, cífrenlos. Minimizar la cantidad de datos personales que comparten en Internet también ayuda.