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JAVIER CASAL TAVASCI

El peligro de las gafas inteligentes

En marzo de 2022 salían a la venta en España las Ray-Ban Stories. Son las típicas gafas de sol de pasta, pero con añadidos tecnológicos, como dos cámaras de cinco megapíxeles situadas a ambos lados que no parecen cámaras a cierta distancia, sino remaches, y tres micrófonos. Hay que fijarse bastante para darse cuenta que no son unas gafas normales.

Aquí uno de los artífices (Mark Zuckerberg), portando las Ray-Ban Stories:

Ray-Ban Stories

Estas gafas –desarrolladas por Meta Platforms (antes, Facebook Inc.)– permiten al usuario hacer videos y fotografías, ya sea a través del botón de captura integrado en la montura o por comandos de voz, que se pueden descargar, guardar, editar y compartir en Facebook, Instagram, WhatsApp, Messenger y Twitter, entre otras plataformas, mediante una aplicación.

Las gafas –vinculadas con el smartphone a través de Bluetooth– permiten al usuario escuchar música y realizar o atender llamadas telefónicas, pero estas bondades no me preocupan. Lo que, realmente, me incomoda es que puedan invadir la privacidad e intimidad de cualquier persona, pues difícilmente sabremos que nos están grabando o fotografiando. Su apariencia normal las hace parecer inocentes, pero no lo son. Imaginen lo que un «voyeur» puede hacer con estas gafas en patios de recreo, zonas de baño, vestuarios… es incomprensible que se permitan comercializar bajo una apariencia inocente. 

En septiembre de 2021, el DPC (Data Protection Commission) irlandés y la autoridad de control italiana de protección de datos (Garante per la protezione dei dati personali) emitieron un comunicado en el que mostraban su preocupación por la forma en que las personas captadas en las fotografías y videos pueden recibir el aviso de que están siendo grabadas o fotografiadas. Se admiten ciertos dispositivos, como los smartphone, que pueden captar nuestra imagen fácilmente, pero son visibles, lo que pone en alerta a las personas captadas, pero con las Ray-Ban Stories no se percibe suficientemente.

No son las únicas gafas que permiten grabar videos y captar imágenes. Otro modelo en venta son las Spectacles 3 Snapchat. Las cámaras no están tan bien disimuladas como en las Ray-Ban Stories, pero no tienen señal de alerta.

Spectacles 3 de Snapchat

La marca china Xiaomi también tiene su propio modelo (Xiaomi Smart Glasses). Todavía no han salido al mercado. Quizá están esperando a que otras marcas recorran parte del camino para luego unirse ellos.

Xiaomi Smart Glasses

Las primeras gafas con cámara y micrófono fueron las Google Glass. Salieron al mercado en el 2013 y causaron un gran revuelo. Como anécdota, les diré que los casinos de Las Vegas y Atlantic City las prohibieron en el interior de sus locales porque podían emplearse para hacer trampas. Igualmente, se prohibieron en los locales de alterne.

Google Glass

Las Google Glass dejaron de venderse en 2015 tras las duras críticas recibidas por su intromisión en el derecho a la privacidad.

El riesgo es mayor del que imaginamos. Dos estudiantes de la Universidad de Harvard, AnhPhu Nguyen y Caine Ardayfio, modificaron las gafas inteligentes Ray-Ban Stories para identificar a personas gracias a un sistema de reconocimiento facial basado en inteligencia artificial. En un demostración pública, uno de ellos se acerca a una señora, escanea su rostro y, de inmediato, obtiene su nombre e información personal obtenida a través de Internet. 

Conclusión 

No estoy en contra de las nuevas tecnologías –todo lo contrario– pero los derechos fundamentales como el derecho a la intimidad deben garantizarse y a mi juicio este tipo de gafas no ofrecen garantías suficientes. Una cámara de videovigilancia particular no puede enfocarse hacia espacios públicos, pero un particular puede grabar dichos espacios y a sus transeúntes con estas gafas, tan bien disimuladas. Es incomprensible. 

El temor es que las autoridades de control de protección de datos las normalicen, dejando que sean los tribunales de justicia los que juzguen si hubo o no intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad de los afectados, eso sí, cuando el daño ya esté hecho y, en algunos casos, sea irreparable.

Para mi gusto deberían estar prohibidas o bien tener una señal evidente e indiscutible de su puesta en uso. Aunque la siguiente fotografía hace una broma, algo que las diferencie de las gafas normales es indispensable si hemos de convivir con ellas.

 

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