Si había una plataforma online donde reinaba el libre albedrio esa era Omegle, pero se acabó la fiesta para aquellos degenerados que usaban la plataforma para extorsionar a niños y adolescentes con el fin de que compartieran imágenes y vídeos con contenido sexual.
Omegle, que llevaba catorce años en funcionamiento, se había convertido en uno de los «chatrooms» (salas de chat en línea) más populares, sobre todo, entre los más jóvenes. Manteniendo el anonimato de los usuarios, el sistema los colocaba aleatoriamente en chats, de forma que se producían contactos entre extraños. El problema es que el anonimato permite construir una identidad falsa o suplantar la de otro.
Pedofilia
Omegle ha sido mencionada en más de cincuenta procesos judiciales contra pedófilos repartidos por todo el mundo.
Uno de los casos más sonados fue el de una mujer estadounidense que, con once años, se convirtió en la esclava sexual digital del canadiense Ryan Fordyce. Al poco de contactar con ella, el pedófilo le pidió que le enviara fotografías íntimas. La niña accedió, y cuando tuvo el primer material, le dijo que ahora ella era cómplice de crear y compartir material de abuso sexual a menores, por lo que podría ser detenida si lo delataba. Por miedo, la niña no le contó nada a su familia y amigos y se vio sometida durante tres años.
La agente Pam Klassen del departamento de policía de la localidad de Brandon rastreó la dirección IP desde la que se compartía el contenido pedófilo hasta llegar a la casa de Ryan Fordyce. El 12 de enero de 2018, la policía pudo entrar en su domicilio, con una orden judicial, para revisar su ordenador. Encontraron siete carpetas, cada una con el nombre de las niñas que había extorsionado, con cientos de imágenes y vídeos sexuales. Ryan Fordyce estaba casado y era padre de dos hijos de unos 30 años. En diciembre de 2021, fue condenado a ocho años de prisión.
La niña –ahora adulta– demandó en Estados Unidos a Omegle. El problema es que la Sección 230 de la «Communications Decency Act» (Ley de Decencia de las Comunicaciones) hace difícil responsabilizar a las plataformas del contenido que publican terceros. La cuestión pasa, más bien, por denunciar la falta de advertencias y mecanismos de verificación de la edad, sin entrar a juzgar el contenido.
Ante lo que se le viene encima, el creador de Omegle, Leif K-Brooks, acaba de anunciar, mediante un comunicado, que Omegle deja de estar operativa, lo que no impedirá que tenga que enfrentarse a las demandas interpuestas hasta la fecha.
Conclusión
Leif K-Brooks fue víctima de una agresión sexual siendo niño, según dice él mismo en el comunicado en el que anuncia el cierre de la plataforma. Estoy convencido que cuando creó dicha plataforma, con apenas dieciocho años, no pensaba en el mal uso que algunos le podía dar. No será responsable de los abusos cometidos por terceros, pero sí lo es por mantener activa la plataforma, a sabiendas de los problemas que se estaban generando por falta de mecanismos de control.
Omegle no es la única plataforma con riesgo. Qudsiyah Shah una activista de 20 años, se hizo pasar por una menor de 14 años en Omegle, Periscope y Live.me. En el artículo, que dejo enlazado aquí, cuenta su desagradable experiencia.