La Policía Nacional, la Guardia Civil y el resto de cuerpos policiales, a excepción de la Ertzaintza, cuya base de datos no está conectada con el resto, tendrán a su disposición el sistema eABIS (Automated Biometric Identification System) que permite la identificación biométrica automática de personas, basada en el algoritmo Cogent de la compañía francesa Thales.
Se trata de una solución escalable y personalizable que permite realizar una variedad de tareas para procesar, editar, buscar, recuperar y almacenar imágenes de huellas dactilares, huellas de la palma de la mano, rostro e iris. El sistema tiene múltiples usos, como la investigación forense, la verificación de identidades a partir de vídeos, el control de fronteras, etc.
En el siguiente vídeo encontrarán una explicación detallada del sistema ofrecida por la compañía que lo desarrolla.
Actualmente, el algoritmo en el que se basa el sistema se nutre de los datos biométricos de detenidos y sospechosos que ya estaban fichados, pero quien sabe si, en un futuro, no estaremos todos en dicha base de datos. El llamado «DNI Europeo» o «DNI Electrónico 4.0» incorpora un chip que permite almacenar datos personales del titular, como la huella dactilar, la firma y una imagen facial que permitirá a las FCS cotejarla automáticamente con un vídeo, por citar un ejemplo.
Cuando decimos que en China todos los ciudadanos están fichados y que se hace seguimiento de los mismos, a través de los millones de cámaras que hay en las calles, nos parece algo lejano y propio de regímenes comunistas, pero no parece descabellado que algún día llegue aquí, porque técnicamente será posible, cuando los rostros de todos los ciudadanos europeos estén registrados en su DNI.
Por el momento, el uso del reconocimiento facial automático en espacios públicos ha sido vetado por el Parlamento Europeo que votó una resolución en su contra, si bien no es vinculante.
Para el Parlamento Europeo los ciudadanos solo deben ser monitoreados en espacio públicos cuando se sospeche que han podido cometer un delito. En este sentido, se trabaja en el Proyecto Prüm II, del que les hablé en un artículo anterior, que encontrarán aquí. El Parlamento Europeo también pide que se prohíba el uso de bases de datos privadas de reconocimiento facial y la vigilancia predictiva basada en datos de comportamiento. Otros organismos comunitarios, como el Comité Europeo de Protección de Datos o el Supervisor Europeo de Protección de Datos, también se oponen a su uso en espacios públicos. La decisión está en manos de la Comisión Europea. Con el tiempo veremos que clase de control ejercen las autoridades y poderes sobre nosotros. Siempre les cabe el argumento de que prima la seguridad nacional sobre los derechos individuales.
Los riesgos del reconocimiento facial
En China el reconocimiento facial es una herramienta habitual. Son muchos los negocios que utilizan el reconocimiento facial como medio de pago. Por ejemplo, los comensales en el restaurante KPro, una franquicia de KFC, hacen su pedido en un terminal que escanea el rostro. Si el rostro coincide con la imagen de la identificación de la foto almacenada en el sistema, el cliente sólo tiene que introducir su número de teléfono y se ejecuta el pago. El sistema está presente, incluso, en los comercios locales (vídeo). Más ejemplos: en los lavabos del Templo del Cielo de Pekín sólo dispensan papel higiénico tras un escaneado del rostro del usuario. Hay entidades financieras que han sustituido en sus cajeros el uso de tarjetas por el reconocimiento facial. Los usos son múltiples.
El tema se complica cuando algunos pretenden ir paso más allá. Ping An Technology, subsidiaria de la segunda mayor aseguradora del mundo, ha desarrollado un sistema de reconocimiento facial capaz de detectar minúsculas expresiones en el rostro y mediante el uso de la Inteligencia Artificial detectar posibles defraudadores.
En China el número de cámaras de vigilancia se cuenta por millones. Según la firma especializada IHS Markit, el objetivo de China para el año 2020 era instalar 450 millones de cámaras que se sumaban a los 176 millones de cámaras ya instaladas. El riesgo está en el tratamiento de esos datos personales, en su custodia y en el uso que las autoridades hagan de los mismos, más allá de lo imaginable.

En Alemania, en el año 2017, se inició un proyecto piloto de reconocimiento facial automático en la estación de trenes de Südkreuz en Berlín. Las imágenes de las caras de distintos a voluntarios fueron introducidas en una base de datos especial, imitando la forma en que la policía trata con sospechosos reales. El software alertaba a los funcionarios cada vez que uno de los voluntarios era captado por una cámara. Según el Ministerio del Interior alemán, el sistema tuvo en promedio un 80% de precisión.
El Reino Unido también está experimentado con el reconocimiento facial. En el centro de Londres, en el año 2021, la policía desplegó la operación de reconocimiento facial en vivo (Live Facial Recognition o LFR) a lo largo de tres jornadas. Se llevó a cabo la identificación de algo más de cien mil personas y la detención de cuatro de ellas por diferentes cargos pendientes.
En Portugal se generó una enorme polémica tras la presentación por el Gobierno a la Asamblea de la República de la Proposta de Lei nº 111/XIV/2ª. Dicho texto propone la vigilancia biométrica masiva en espacios públicos a través del reconocimiento facial y el uso de drones con cámaras sin límites ni condiciones de uso. La propuesta de ley ha sido discutida por asociaciones como Defesa Dos Direitos Digitais, pues choca frontalmente con los planteamientos de la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea, cuyo Parlamento aprobó en el año 2021 el Informe sobre la Inteligencia Artificial en el Derecho penal y su utilización por las autoridades policiales y judiciales en asuntos penales. El informe destaca la «obligación legal de prevenir la vigilancia masiva mediante tecnologías de Inteligencia Artificial, que por definición no cumple los principios de necesidad y proporcionalidad, y de prohibir el uso de aplicaciones que puedan dar lugar a dicha vigilancia masiva».
En España la Policía Local de Marbella hace años que emplea sistemas de reconocimiento facial para labores de vigilancia de sus calles. De ello les hablé aquí.
Conclusión
Nos espera un futuro rodeado de videocámaras en espacios y medios públicos que pondrán en riesgo y entredicho nuestra privacidad, más de lo que ya está.