Si quisiera navegar por Internet, manteniendo a salvo su privacidad, debería usar TOR (The Onion Router o El Router Cebolla).
Los protocolos de TOR los desarrolló el Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos en los años 90 del siglo pasado. El proyecto se conocía como «Onion Routing». Actualmente, está en manos de Tor Project una organización sin ánimo de lucro orientada a la investigación y la educación, con sede en Massachusetts, financiada por distintas organizaciones y aportaciones particulares. En su sitio web, que dejo enlazado aquí, pueden descargarse TOR.
La ruta tradicional en las conexiones a Internet es directa, esto es, el ordenador del usuario se conecta a su router, éste a los enrutadores del proveedor de servicios de Internet para llegar al servidor de la web que está visitando.
Con TOR el tráfico se distribuye y rebota en diferentes nodos, generándose rutas al azar, con el fin de sustituir la identidad del usuario como fuente de una comunicación por la del último nodo o servidor en una cadena de nodos que cambia constantemente. Cada capa o nodo carece de información para identificar a la anterior, de forma que el sistema garantiza el anonimato.
El primer nodo recibe el mensaje y desencripta la primera capa de encriptación, pero no sabe a qué sitio web se dirige el usuario ni la identidad de este, solo sabe cuál es el siguiente nodo. El último nodo sabe lo que busca el usuario, pero no tiene forma de conocer su identidad.
Este sistema se conoce como «enrutamiento de cebolla» y es que, al igual que las cebollas, se puede desgajar, capa a capa, siendo unas independientes de otras.
TOR viene con DuckDuckGo como navegador, configurado para encontrar páginas .onion dentro de la Dark Web, de la que les hablé en un artículo anterior que dejo enlazado aquí.
Conclusión
TOR es ideal para navegador de forma anónima por Internet. También lo es para sortear la censura que impera en ciertos países, en los que se persigue a cualquier activista en contra del gobierno.