En Internet nadie está exento de riesgos y cualquiera puede ser víctima de un delito. Contar con asistencia jurídica y técnica, desde un principio, es vital para salvaguardar sus intereses y su imagen reputacional. Ese es nuestro factor diferencial.

El catálogo de ciberdelitos es amplio. Podemos enfrentarnos a delitos de daños contra el sistema informático (borrado, deterioro, alteración, supresión o inaccesibilidad de datos y difusión de malware), contra la propiedad intelectual (uso no consentido de signos distintivos), suplantación de identidad, estafas, revelación de secretos, entre otros.

Sin perjuicio de las diligencias que puedan realizar las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a través de expertos en informática forense trataremos de recabar evidencias de la comisión del delito, preservando un sinfín de información, como localización de direcciones IP, accesos no autorizados al sistema, correos electrónicos fraudulentos, etc. 

La informática forense tiene un doble valor: por un lado, en el caso de la comisión de delitos, permite identificar, preservar, analizar y presentar en sede judicial un informe pericial con datos válidos con el fin de asegurar el éxito de la acción y, por otro, nos permite corregir las vulnerabilidades detectadas a fin de reforzar la seguridad de la información. También es una herramienta eficaz en el caso de exigir responsabilidades a terceros por daños y perjuicios, pues permite determinar la trazabilidad del suceso.