Ciberdelincuente puede ser un joven que opera desde la habitación de su casa con un ordenador portátil o un grupo organizado con una gran infraestructura, pero hay una tercera vía desconocida para muchos: los esclavos digitales, personas que son obligadas a delinquir bajo torturas y amenazas, incluso de muerte.
Las redes criminales explotan la desesperación de aquellos que son atraídos con falsas promesas de trabajo bien remunerado, a menudo anunciados en las redes sociales. La mayoría son jóvenes con estudios que solo buscan prosperar en la vida. La ONU ha identificado a más de 40 nacionalidades de víctimas de trata en complejos de estafa en el Sudeste Asiático según el Informe Mundial sobre la Trata de Personas publicado en septiembre de 2023. Muchos proceden de Tailandia, Camboya, Laos, Malasia, Hong Kong, Taiwán, India y Filipinas.
En Myawaddy (Myanmar) existe un complejo de edificios, parecido a una prisión, que se conoce como KK Park. Las personas allí esclavizadas trabajan los siete días de la semana, más de 15 horas al día, bajo vigilancia constante y sometidos a torturas cuando no cooperan con sus captores. Las condiciones en las que viven son propias de esclavos.
Detrás de KK Park parece estar la Unión Nacional Karen (KNU). Se trata de una organización criminal que controla partes del estado de Kayin. Este grupo colabora con empresas chinas afiliadas al líder de la tríada Wan Kuok-Koi, más conocido como Broken Tooth Koi. Antiguos trabajadores de la «fábrica» también identificaron a soldados de las Fuerzas de la Guardia Fronteriza, un grupo de ex rebeldes que dejaron de luchar contra la junta de Myanmar hace una década a cambio de reinar libremente sobre sus territorios.
Las estafas que cometen son de todo tipo. Una de las más habituales y lucrativas son las estafas con criptomonedas. La idea es conseguir que las víctimas, creyendo que realizan una inversión, ingresen su dinero en billeteras falsas que pertenecen a los ciberdelincuentes. Otra variante son las estafas en línea conocidas como «estafas de matanza de cerdos», vinculadas a estafas románticas. Cuando llega el momento, tras ganarse la confianza de la víctima, ejecutan la masacre, despojándolas de todo su dinero.
KK Park no es la única fábrica de ciberdelitos. Otro centro similar se encuentra en Shwe Kokko. Las operaciones de estafa de ambos centros se remontan a una compleja red de negocios y asociaciones utilizadas por delincuentes para legitimar sus delitos y lavar millones en activos defraudados. Dicha red continúa expandiéndose, principalmente, por África (Ghana y Nigeria, principalmente).
Conclusión
Internet tiene cosas buenas y otras no tan buenas, así que cuidado con los ciberataques que cada vez son más elaborados y difíciles de detectar, principalmente tras la irrupción de la inteligencia artificial que facilita los deepfake.