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JAVIER CASAL TAVASCI

¿El Internet de las cosas es seguro?

En la Opinión 8/2014, sobre la evolución reciente del Internet de los objetos, elaborada por el Grupo de Trabajo del Artículo 29, se define el concepto de «Internet de las cosas» (IoT) como aquella «infraestructura en la que miles de millones de sensores incorporados a dispositivos comunes y cotidianos registran, someten a tratamiento, almacenan y transfieren datos y, al estar asociados a identificadores únicos, interactúan con otros dispositivos o sistemas haciendo uso de sus capacidades de conexión en red». El IoT no se limita a la comunicación entre dispositivos, va más allá, abriendo paso a una relación máquina–humano.

Un ejemplo: en el futuro, una nevera inteligente será capaz de hacernos la compra a partir de una lista de productos predeterminados. La nevera detectará que esos productos ya no están disponibles y a través de la central de compras de nuestro supermercado de referencia hará un pedido, que llegará directamente a casa, previo cargo en nuestra tarjeta de crédito. Cómodo, ¿verdad?.

Pongamos por caso que padecemos diabetes y que en nuestra lista de productos predeterminados hay productos azucarados. Ahora, pongamos que dicha lista se guarda en la nube del fabricante de la nevera y que puede venderla, por ejemplo, a compañías aseguradoras. ¿Qué pasará cuando nuestro seguro médico sepa que no nos cuidamos adecuadamente, pues nuestra dieta no es saludable?. ¿Nos subirán la prima en la próxima renovación? ¿no nos renovarán la póliza?.  

Otro ejemplo: nuestro coche dispone de un asistente virtual. No solo nos sube el volumen de la radio y nos regula la temperatura del habitáculo. También es capaz de programar nuestras rutas. Entre otros datos, el asistente virtual guarda un registro de la velocidad a la que circulamos. Pongamos que esos datos son comprados por nuestra compañía aseguradora. Si no hemos cumplido escrupulosamente las velocidades máximas establecidas por la normativa de tráfico, el algoritmo de nuestra aseguradora puede decidir no renovarnos, incluso puede comunicar nuestros datos a otras compañías. Sin seguro no se puede circular; de forma que nuestros derechos y libertades se verían coartados, aun siendo conductores precavidos y sin siniestros.

Ahora, imaginemos que no tenemos el software del vehículo actualizado. Como cualquier dispositivo conectado a Internet corremos el riesgo de que ser hackeados, lo que nos lleva a plantear si serán seguros los vehículos conectados.  

Son ejemplos simples, pero no están alejados de la realidad. Piensen en ello, seguro que les vendrán a la mente más ejemplos.

Para concluir, quiero compartir una interesantísima conferencia sobre los peligros del Internet de las cosas pronunciada por el Profesor Cuauhtemoc Vélez Martínez en la Universidad Nacional Autónoma de México. Si pueden no pierdan la oportunidad de verla. 

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