René Carmille es un héroe desconocido para muchos. Su historia merece ser contada.
Cuando los nazis ocupaban un país, rápidamente, censaban a sus ciudadanos. El censo debía registrar el nombre y apellido, sexo, edad, residencia, profesión y estado civil de cada individuo. Además, se registraba el credo o religión que profesaba. Una «J» marcaba a los judíos. Ya saben para qué.
Para tratar la ingente cantidad de datos personales que debían tratar al crear un censo, los nazis utilizaron «tarjetas perforadas» que requerían una máquina tabuladora. El inventor de dicha máquina fue Herman Hollerith, hijo de emigrantes alemanes en Nueva York. La primera patente la logró en 1884. Dos años más tarde, Hollerith creaba la «Tabulatory Machine Company». Su negocio consistía en diseñar, vender y mantener equipos de tarjetas perforadas, no en fabricarlos. Su invento se empleó en la creación de los censos de Estados Unidos, Canadá, Noruega y Austria, entre otros países. En 1911, Hollerith vendió su empresa a un conglomerado que, en 1924, se rebautizó como «International Business Machines Corporation», más conocida como IBM (así, seguro que les suena más).
Ocupada Francia, los nazis ordenaron al servicio estadístico que utilizara su sistema de números de registro para ayudar en la identificación del pueblo judío. Al cuestionario habitual se le añadió una pregunta (número 11): «¿Es usted de raza judía?». René Carmille, que era un alto funcionario del servicio estadístico, manipuló las máquinas tabuladoras para que nunca perforaran la Columna 11.
Al mismo tiempo, Carmille utilizó las noticias de defunciones recibidas en el servicio de estadística para crear documentos de identidad con identidades falsas para los combatientes de la resistencia, los desertores alemanes y los judíos. Gracias a ello, muchos escaparon de un destino fatal.
El 3 de febrero de 1944, Carmille fue detenido en Lyon junto con su jefe de gabinete, Raymond Jaouen. Descrito por los alemanes como «el gran enemigo del ejército alemán, habiendo mantenido relaciones con Londres y ayudando a grupos terroristas» fue torturado durante dos días, tras los cuales fue trasladado, en el «tren de la muerte» del 2 al 5 de julio de 1944, al campo de concentración de Dachau. Murió el 25 de enero de 1945 enfermó de tifus. Tres meses después, el campo fue liberado. El destino no fue justo con él.
Edward Black publicó IBM y el Holocausto: la alianza estratégica entre la Alemania nazi y la corporación más poderosa de Estados Unidos. El libro resume las actividades de René Carmille en su lucha contra los nazis. En Francia sólo fue deportada y exterminada un 25 % de la población judía, mientras que en Holanda ese porcentaje se elevó al 73 % (el villano aquí fue Jacobus Lambertus Lentz que se alió con la Kriminalpolizei para identificar a la población holandesa, incluidos los judíos).
El nombre de René Carmille se une al de otros héroes como el empresario Oskar Schindler, la enfermera Irena Sendler o el diplomático español Ángel Sanz-Briz.
Conclusión
La sociedad en la que vivimos ha banalizado la privacidad. La gente expone su intimidad en las redes sociales hasta extremos inimaginables. ¿Se imaginan lo que un gobierno totalitario puede hacer con tantísima información personal?