El 28 de abril de 2025 nos quedamos sin luz y comunicaciones durante 24 horas. Durante ese día, millones de personas experimentaron una desconexión digital forzada. Lejos de generar caos o ansiedad generalizada, muchas personas salieron a la calle, redescubriendo la ciudad y el contacto directo con vecinos y desconocidos. Las calles se llenaron de conversaciones espontáneas y encuentros fortuitos. También hubo quienes optaron por hacer deporte al aire libre, reconectando con el entorno natural. Otros aprovecharon el tiempo para dedicarse a la lectura o pasar tiempo en familia.
Ese día nos dimos cuenta de la importancia que tienen los momentos de pausa. El apagón nos dio una oportunidad para reflexionar sobre el equilibrio entre lo digital y lo analógico.
Conclusión
Nos hemos transformado en esclavos de la tecnología en lugar de mantener el control sobre ella. Es fantástico poder comunicarnos con cualquier persona en cualquier momento, pero eso no implica que debamos estar constantemente conectados solo porque tenemos esa posibilidad. No olvidemos esta lección.