El Meta Data Center Campus en el término municipal de Talavera de la Reina (Toledo), promovido por la empresa Zarza Networks, S.L. –propiedad de Meta– ha generado cierta inquietud tras publicarse, en varios medios de prensa, que el consumo total de agua, incluyendo las residuales, podría llegar a los 4.800 millones de litros anuales, de los cuales más de 600 millones de litros serían de agua potable.
De aprobarse el proyecto, el nuevo centro de datos de Meta ocupará una superficie equivalente a dos millones de metros cuadrados de suelo industrial en el Polígono Industrial de Torrehierro, con una superficie edificable de 300.000 metros cuadrados y una inversión aproximada de 1.000 millones de euros.
El proyecto ha sido declarado de «singular interés» y es público (si quieren acceder al mismo pueden hacerlo haciendo clic aquí).
La Consejería de Fomento de Castilla–La Mancha aprobó el 28 de marzo de 2023 una resolución –que dejo enlazada aquí— por la que se acuerda aprobar inicialmente el proyecto y someterlo a exposición pública por treinta días hábiles para que cualquier persona pueda formular las alegaciones que estime convenientes. El proyecto fue informado favorablemente por la Confederación Hidrográfica del Tajo, si bien exigen ciertas modificaciones como subsanar la ubicación de las tuberías de agua potable.
Miles de ordenadores funcionando permanentemente necesitan estar refrigerados para no colapsar. Para entender como se refrigeran los centros de datos convencionales les dejo el siguiente vídeo:
Centros de datos submarinos o próximos a los polos
Una alternativa, que pienso es el futuro de estas instalaciones, es ubicar los equipos informáticos en las profundidades del mar.
En la primavera del año 2018, Microsoft sumergió una cápsula hermética, fabricada y puesta en uso en menos de 90 días, situada a 36 metros de la superficie sobre el lecho oceánico, con 864 servidores. En verano de 2020 la sacaron a la superficie. El experimento que se conoce como Project Natick fue todo un éxito. Los servidores experimentaron una tasa de fallos ocho veces inferior a lo esperado en un centro de datos convencional, gracias, entre otras cosas, a la atmósfera de nitrógeno empleada en la cápsula sellada y a las frías aguas del norte de Escocia que permitieron una óptima refrigeración.
Aunque la cápsula estuvo sumergidas durante dos años, aparte de moluscos, algas y anémonas, los servidores presentaban un deterioro inferior a un centro de datos convencional donde la corrosión es provocada por el oxígeno, la humedad y las fluctuaciones térmicas. La previsión es que, en el futuro, estos centros de datos submarinos estén alimentados con energía limpia, ya sea eólica marina o por las corrientes de las mareas.
Otra alternativa es ubicar los centros de datos en lugares con temperaturas muy bajas. Un ejemplo, son las instalaciones para la minería de criptomonedas de la empresa Bitriver en la ciudad de Bratsk (Siberia). Las temperaturas extremadamente bajas ayudan, pero se sigue necesitando energía que, en este caso, se obtiene de la enorme central hidroeléctrica de la ciudad.
La minería de criptomonedas
La minería de criptomonedas exige el uso de infinidad de ordenadores, generalmente, concentrados en instalaciones que se conocen como «granjas», que requieren una alta capacidad de enfriamiento para evitar que las máquinas se sobrecalienten. Pensemos que la extracción de criptomonedas exige la realización de grandes cálculos informáticos con la finalidad de verificar las transacciones.
El problema de Bitcoin, y de otras criptomonedas, no es su consumo masivo de energía, que también, sino el hecho de que las instalaciones mineras funcionan, por lo general, con combustibles fósiles. Ya hay estudios que prevén que, en el año 2024, la minería de Bitcoin producirá unos 130 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono.
La minería de Bitcoin, por ejemplo, representa en torno al 0,5 % del consumo total de electricidad en el mundo, que pudiera parecer poco, pero es más que el consumo de todo Finlandia en un año.
Los principales centros de minería de criptomonedas estaban en China, concretamente, en Mongolia Interior, Sichuan y Xinjiang, pero China prohibió dicha actividad en 2021 por su elevado consumo de energía, si bien hay más razones, como el hecho de que las criptomonedas no pueden someterse al férreo control del Gobierno.
Tras el veto de China, las máquinas de minería se trasladaron a otros países, como el vecino Kazajstán, donde la energía era barata, pero no contaron con un inconveniente: el consumo eléctrico era tal que empezaron a producirse cortes de electricidad y apagones, tras resentirse las viejas infraestructuras del país. Además, el gobierno kazajo les impuso un impuesto de 20 céntimos por kWh consumido. Los inversores plegaron velas hacia países de América del Sur, como Paraguay o Chile, o Estados Unidos, donde se encuentra la granja minera de Bitcoin más grande del mundo con más de 100.000 equipos informáticos ubicada en Rockdale (Texas).
Conclusión
En el año 2014, Meta inauguró uno de sus principales centros de datos en pleno desierto de Prineville (Oregón, USA). Dudo mucho que anden sobrados de agua por aquellos lares, y aún así es uno de sus centros más eficientes.
De aprobarse definitivamente el proyecto de Meta en Talavera, que se aprobará, su apertura tendrá lugar en 2025, si bien tardará cinco años más en completarse el proyecto. Este tipo de proyectos son extremadamente detallados, más aún cuando requieren autorizaciones de organismos sectoriales como la Confederación Hidrográfica del Tajo, responsable del aprovechamiento sostenible del agua en la cuenca de su competencia.
El caso del Meta Data Center Campus de Talavera, el ruido de sables, de las últimas semanas, me da que responde más al periodo electoral, en el que nos encontramos, que a razones medioambientales.
Para concluir, quisiera compartirles un artículo publicado en The Guardian, que dejo enlazado aquí, sobre la industria de centros de datos en México, en el que analizan diversos riesgos.